¿QUÉ ES LA RETINA Y QUÉ FUNCIÓN TIENE?

El exterior del globo ocular está formado por tres capas principales. La capa exterior se llama esclera y da rigidez al ojo. La capa interior es la retina y la capa intermedia consiste en la coroides que es responsable del metabolismo de la retina.

La retina es un tejido sensible a la luz. La luz entra por la pupila y el cristalino, y tras haber pasado el vítreo, llega a la retina donde es traducida en impulsos nerviosos por una serie de procesos químicos y eléctricos. Estos impulsos nerviosos son transmitidos por el nervio óptico y las sendas neurales al cerebro donde se producen las imágenes. Aunque este proceso se realiza en todas las áreas de la retina, el lugar más importante es la mácula ya que es la región por donde mejor vemos.

¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes de la retina?

Siendo una de las capas más complejas del ojo, la retina puede ser afectada por varias enfermedades oculares. Entre las más frecuentes y graves se encuentran la retinopatía diabética, el desprendimiento de la retina y las afecciones de la mácula como la degeneración macular asociada con la edad (DMAE). El tratamiento de ellas es muy complicado y frecuentemente terminan en algún grado de ceguera. No en vano son las principales causas de ceguera en el mundo.

¿Qué es la degeneración macular asociada con la edad (DMAE)?

La mácula por su posición y su forma nos proporciona la visión central y nos permite la lectura, la diferenciación de caras, el ver objetos pequeños y detalles  finos. La DMAE es una enfermedad que afecta a esta zona de la retina y puede causar pérdida de la visión central y que las imágenes se vean borrosas.
Los típicos síntomas son una visión borrosa en el campo central, por lo que a los pacientes se les dificulta la lectura y reconocer los rostros. Frecuentemente los pacientes notan las líneas rectas distorsionadas, dobladas o curvadas.

Posibles causas de la DMAE

Los factores de riesgo a parte de la edad avanzada son, entre otros, un alto nivel de colesterol en la sangre, tabaquismo y antecedentes familiares de degeneración macular.


¿Cómo se diagnostica la DMAE?

Si tiene uno de los síntomas descritos debería acudir a su oftalmólogo. Se le realizarán los test necesarios para hallar el tipo y grado de la DMAE  que usted padece. El test de Amsler y un examen de fondo de ojo pueden ayudar a diagnosticar esta enfermedad. Para determinar la extensión, tipo de DMAE y el tratamiento más adecuado pueden ser necesarios otros exámenes, así como una Tomografía de Coherencia Óptica (OCT), una angiografía fluoresceína y/o una angiografía con verde de indocianina.

 

Tipos de DMAE y su tratamiento

Básicamente se diferencia la DMAE en dos tipos:

  • DMAE seca o atrófica:

Este es el tipo más frecuente y constituye el 90% de los casos. Su evolución es lenta y se asocia con drusas (pequeños depósitos amarillos en la mácula). Por su progreso lento puede ser que el paciente no note sus síntomas por mucho tiempo, en particular si afecta solo un ojo. Aunque no existe ningún tratamiento eficaz para subsanar el daño causado por la DMAE seca, se puede disminuir su progresión con suplementos vitamínicos  que  contienen  antioxidantes específicos. Por ello un diagnóstico precoz de la misma es sumamente importante.

  • DMAE húmeda o exudativa:

La DMAE húmeda es mucho más grave, avanza de forma más rápida y puede resultar en una pérdida de visión importante. Puede ser causada por una falta de oxígeno en la retina, que provoca, en la zona de la mácula un crecimiento o una deformación de vasos sanguíneos debajo de la retina. Puede provocar hemorragias, fugas líquidas y una distorsión de la retina.

En dependencia de la progresión de la enfermedad y su evolución clínica existen dos tipos principales de tratamientos que su oftalmólogo puede realizar. Uno se realiza con láseres especiales (Terapia Fotodinámica y Pascal);  y el otro con inyecciones oculares de fármacos antiangiogénicos, que impiden el crecimiento de los vasos sanguíneos debajo de la retina e inducen su desaparición.